La isla grande de Chiloé se encuentra en la Patagonia Austral del mundo, en la Región de Los Lagos, Chile, entre los paralelos 41º y 43º de latitud sur. Comprende una gran isla, la isla Grande de Chiloé, y un gran número de islas e islotes menores. El archipiélago tiene una superficie de 9181 km² y contaba con una población total de 167.659 personas en el año 2012.
Chiloé es una transformación de Chilhué, la adaptación al español de chillwe, palabra que en mapudungun significa ‘lugar de chelles’. Los chelles (Chroicocephalus maculipennis), también llamados cáhuiles o gaviotines, son aves blancas de cabeza negra, muy frecuentes en las playas y lagunas del archipiélago.
Geomorfológicamente, el archipiélago corresponde a las estribaciones de la cordillera de la Costa chilena, de la cual solo las cimas emergen del océano Pacífico tras el hundimiento del valle central.
Las islas menores son de relieve ondulado y en su mayor parte están distribuidas en grupos de tres o cuatro, pero algunas están tan próximas que quedan unidas al bajar la marea. Las islas de mayor superficie, después de la isla Grande, son Guafo, Quinchao, Lemuy, Butachauques y Tranqui. Los grupos más importantes son las islas Chauques, el grupo Chaulinec, el grupo Cahuach, el grupo Cailín y las islas Desertores.
El clima del archipiélago es templado marítimo lluvioso, con temperaturas medias de unos 11 °C y precipitaciones ligeramente superiores a 2000 mm anuales en su parte oriental y a 3000 mm en la costa occidental de la isla Grande y más de 4000 mm en sectores altos de la cordillera del Piuchén. Las nevadas son poco frecuentes, pero llueve durante todo el año.
CRIA se encuentra en Nercón, Castro (29.148 hab.). Ciudad puerto y capital de la provincia de Chiloé desde 1982. Es la tercera ciudad más antigua de Chile con existencia continuada, fundada por el Mariscal Martín Ruiz de Gamboa en 1567. En ella destacan los palafitos, el mercado, y la iglesia San Francisco, declarada Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
TERRITORIO
A nivel cultural, el archipiélago de Chiloé presenta rasgos que la diferencian del resto del país: una prolífica riqueza folclórica y cultural derivada de su aislamiento. La arquitectura tiene formas constructivas y estilísticas propias que han configurado a la escuela chilota de arquitectura religiosa en madera, el fervor religioso mantiene intactos instituciones como los fiscales o exponentes escultóricos provenientes de la Escuela chilota de imaginería.
MITOLOGÍA
El archipiélago de Chiloé conforma un universo cultural con características particulares. El tradicional aislamiento en que se desenvolvió la sociedad chilota fue un factor importante en la conservación de prácticas religiosas y lingüísticas del medioevo español, al mismo tiempo que se daba un intenso mestizaje e intercambio entre elementos culturales ibéricos e indígenas.
La brujería tuvo gran arraigo en la isla hasta ya entrado el siglo XX. Los brujos, alrededor de los cuales se ha construido también todo un sistema de creencias populares, llegaron a ser tan poderosos e influyentes durante el siglo XIX como el propio intendente de la isla. Agrupados en una sociedad secreta denominada la “Recta Provincia”, conocida popularmente como la “Mayoría”, contaron con una compleja organización que fue parcialmente desmantelada durante el famoso juicio a los brujos de Chiloé de 1880.
El universo mítico chilote es el resultado de innumerables cruces entre la tradición española y la tradición oral huilliche. Entre los mitos y leyendas chilotes destacan la creencia en brujos y en seres fantásticos, tales como:
- la Pincoya: Es una criatura imaginaria marina, tiene el aspecto de una mujer joven y muy hermosa, con una larga cabellera rubia. A diferencia de la sirena chilota (que posee una cola de pez), ella tiene una apariencia completamente humana. La leyenda dice que aparece desde las profundidades del mar, semi vestida con un traje de sargazo a danzar en las playas y que, por medio de la orientación de su danza, señaliza si la pesca será abundante o escasa en la temporada que se avecina.
El Invunche: (del mapudungun ifünche: “persona deforme”) es un ser de la mitología mapuche y de la mitología chilota. En Chiloé también recibe el nombre de Machucho, Butamacho o Chivato. Esta criatura es un ser humano deforme que tiene su cabeza doblada hacia atrás y aplastada; además, tiene torcidos los brazos, dedos, nariz, boca y orejas y una lengua partida en dos. Anda en una sola pierna o en tres pies (una pierna y las manos), pues la otra pierna está pegada por detrás al cuello o a la nuca. El invunche no tiene la facultad de hablar, limitándose a emitir sonidos guturales, ásperos y desagradables. - El Caleuche: El Caleuche es el Marino, el Buque de Arte, el Buque de Fuego, el Barcoiche, son todos los nombres tabueicos dados a El Caleuche, ese maravilloso barco que lleva música y luz por los numerosos canales chilotes, ciertas condiciones como los días de neblina, hacen posible verlo o sentirlo, ruidos de cadenas, de fiesta, música, y una magistral figura de buque escuela, lo hacen inconfundible. Para algunos es una visión incorpórea y puede atravesar a otra embarcación, otros señalan que han estado hasta en fiestas en su interior, aunque ellos prefieren hacerlas en tierra, donde haya mujeres, para eso se conciertan con comerciantes que tengan hartas hijas y El Caleuche los aprovisiona de mercaderías como retribución, así los lugareños explican el rápido surgimiento de algunos comerciantes a los que no se les ve comprar nada y prosperar rápidamente, estos protegidos de El Caleuche generalmente tienen gallinas negras y botes alquitranados con sogas de quilineja.
El Caleuche puede desaparecer y adoptar las formas que desea para no ser visto y los marinos pueden transformarse en lobos o cahueles (delfines). Otra cualidad es la extraordinaria velocidad que alcanza. Para observarlo y no ser visto hay que ponerse una champa en la boca, porque lo primero que ellos sienten es el aliento. También hay algunos árboles tras de los cuales uno se puede ocultar para no ser llevado por el Caleuche, entre ellos el maqui y el tique. La gente tiene el temor de ser llevada por el Buque de Arte, así que nunca está de más tomar precauciones. - El Trauco: Este pequeño personaje, de no más de 65 cms. de altura, es uno de los más conocidos de la mitología chilota. Es un verdadero fauno, enemigo de los hombres y enamorado de las muchachas, en especial de las vírgenes. De aspecto deformado, es muy fuerte; con su pequeña hacha de piedra puede derribar árboles de tres golpes. El Thrauco ama la belleza del paisaje y gusta de las “murtas”, pequeños frutos silvestres. A pesar de su fealdad, es amado irresisteblemente por las doncellas, atribuyéndole sus embarazos y justificando así sus “deslices”.
- La Fiura: Es la versión femenina del Thrauco. Muy pequeña y de extrema fealdad, cautiva a los hombres, en especial a los jóvenes a quienes seduce. Vive cerca de los pantanos y se baña en las vertientes donde luego peina su larga cabellera con un peine de cristal. Con la fuerza de su aliento le hace el “mal” a los jóvenes, quienes de esta forma justifican alguna enfermedad venérea.
- El Camahueto: Es un ser del tamaño de un ternero de un año. Provisto de un solo cuerno con propiedades milagrosas, su proceso de desarrollo dura treinta años después de los cuales se muda al mar, su residencia definitiva. Se le responsabiliza de los derrumbes propios de las inundaciones.
- El Cuchivilo: Monstruo marino zoomórfico, mitad culebra y mitad chancho (cerdo), habita en playas fangosas de la isla. Se le considera culpable de la sarna que se adquiere en las playas donde se le ha visto.